Una actividad física regular y una buena higiene de vida son los primeros pasos para tratar la enfermedad artrósica.
El ejercicio físico
El ejercicio es muy importante para evitar que perdamos la masa muscular que rodea a las articulaciones. Así pues, la actividad física puede permitirnos mantener o incluso desarrollar nuestros músculos y, de esta forma, aliviar nuestras articulaciones.
Por lo tanto, realizar ciertos movimientos puede calmar los dolores y, en ciertos casos, limitar la evolución de las lesiones articulares. Sin embargo, tiene que consultar a su médico para definir el tipo de ejercicios que puede realizar. No hay que olvidar que algunos movimientos son más benéficos que otros.
Sólo como información, le damos algunos ejercicios que se recomiendan a menudo. Pero le recordamos que es preferible pedir opinión a su médico antes de empezar a practicarlos.
- Los ejercicios de amplitud de movimiento pueden aliviar la rigidez y mantener el movimiento de las articulaciones. Un ejercicio de amplitud de movimiento para su hombro consiste en trazar un gran círculo con el brazo.
- Los ejercicios de refuerzo para mantener o aumentar la fuerza muscular.
- Los ejercicios de resistencia que son benéficos para el corazón y para controlar el peso. La marcha, la natación y el ciclismo, entre otros deportes, forman parte de esta categoría.
La pérdida de peso
Si la osteoartritis afecta a una articulación como la cadera o la rodilla, puede ser benéfico seguir una dieta para reducir el peso que soportan sus articulaciones.
Un régimen adelgazante no debe ser demasiado rápido ni restrictivo, ya que los kilos que se pierden de forma rápida tienen tendencia a volver a aparecer igual de rápido.
Por lo tanto, la mejor solución es cambiar definitivamente de hábitos alimentarios, ponerse como objetivo un peso normal y, sobre todo, conseguir estabilizarlo.
Antes de tomar la decisión, no dude en abordar el tema con su médico. Éste podrá aconsejarle el tipo de régimen que puede realizar y seguir su progresión.