La Osteoartritis: Diagnóstico

El diagnóstico de la Osteoartritis es sobre todo clínico.

En regla general, el médico realiza el diagnóstico de la osteoartritis después de haberle preguntado sobre la naturaleza de sus dolores y la aparición de sus molestias articulares, y después de haberle examinado: algunos signos evocadores son el desencadenamiento del dolor con la presión y/o la movilización de la articulación, una disminución de la movilidad articular, o incluso una tumefacción alrededor de la articulación. En general aparecen tras el esfuerzo y se alivian mediante el reposo. También pueden darse accesos inflamatorios de osteoartritis que, en este caso, despiertan por la noche y conllevan un desentumedecimiento matinal.

Los signos radiológicos

Hacer el diagnóstico

Permiten confirmar el diagnóstico.

Se trata principalmente de:

  • un pinzamiento de la interlínea articular localizado en la zona de presión principal de la articulación;
  • la existencia de osteofitos que amplían los contornos articulares;
  • una condensación del hueso subcondral (situado en el cartílago) en la región del pinzamiento articular;
  • las geodas, que son inconstantes y se sitúan dentro de la condensación (aspecto de zonas redondeadas, grises en la condensación); en un estadio tardío, una erosión del hueso subcondral localizada en la zona de presión donde el cartílago ha desaparecido.

Los signos biológicos

No existen signos biológicos específicos de la osteoartritis.

El líquido sinovial, en principio ausente fuera de los accesos inflamatorios, se denomina “mecánico” (aspecto idéntico al del aceite de cocina), es decir, claro, viscoso, con menos de 1.000 glóbulos blancos/mm3, con menos de 50 % de polinucleares.

Los otros exámenes

En la práctica, la radiografía simple es generalmente suficiente para el diagnóstico y el seguimiento.

Sin embargo, de forma excepcional, en algunos casos, se pueden programar otros exámenes, sobre todo en caso de duda sobre el diagnóstico: artrografía, escáner, grammagrafía ósea, IRM, ecografía.

El recurso a la biopsia sinovial es excepcional. Su interés práctico es muy limitado.